El Likud de Netanyahu logra empatar con Livni en las elecciones de Israel


La pacifista israelí Tzipi Livni, sorpresivamente sostiene un empate técnico frente a su rival Benjamín Netanyahu. Apoyó sin escatimar esfuerzos el plan de retirada unilateral israelí de la franja de Gaza, una iniciativa propuesta y aplicada por Ariel Sharón. A menudo tuvo que mediar entre los elementos más pacifistas y los más belicistas dentro del partido, y ganó popularidad a raíz de sus esfuerzos por conseguir que la Knesset aprobara la retirada de Gaza.

Sorpresa relativa y euforia mayúscula en la sede de Kadima en Tel Aviv. Su candidata, Tzipi Livni, remontó en las dos últimas semanas de campaña una clara desventaja merced a la imagen de dureza por su actuación en la guerra de Gaza y se alzó anoche con la victoria en las elecciones generales israelíes. Con el 80% de los votos escrutados, obtenía 29 de los 120 escaños del Parlamento frente a los 28 de su contrincante, Benjamín Netanyahu, líder del Likud.

El triunfo por la mínima, no obstante, puede resultar inútil para las aspiraciones de Livni, porque afronta ahora una misión extremadamente compleja. El bloque de la derecha es claramente mayoritario y no está nada claro que la centrista Livni pueda aglutinar a los 61 diputados imprescindibles para formar Gobierno.

Kadima aventajaba por un solo punto (23% a 22%) al Likud. Pero Netanyahu, ya de madrugada, no se rindió. "El bloque de la derecha, comandado por el Likud, ha vencido y liderará al pueblo. Si Dios quiere, seré el próximo primer ministro de Israel", anunció ante sus incondicionales. Livni, por su parte, ofreció a su rival ingresar en un Gobierno de unidad nacional.

Los conservadores y la derecha radical nunca han sido tan potentes desde que Menahem Begin lograra en 1977 la primera victoria para el Likud. Primeros ministros tan halcones como Isaac Shamir o Ariel Sharon no son novedad, pero los escaños logrados por los partidos de la derecha y la ultraderecha laica, los que agrupan el voto de los colonos, y los ultraortodoxos sefardíes y ashkenazis han alcanzado sus más elevadas cotas. Rozan los 65 escaños, cuando en la Cámara que ahora se disuelve contaban con 53. Y la izquierda es un residuo en Israel. Meretz, el único partido que comparte con Hadash esa etiqueta, pagaba ayer un anuncio en el diario Haaretz para quemar sus últimos cartuchos. "Todos son Lieberman. Livni se sentará en un Gobierno con Lieberman, con Netanyahu y con Mofaz. Y de hecho en cualquier alianza de derecha-extremista-racista".

La enorme incertidumbre animó al 65% de los electores a acudir a los colegios pese al día de perros que sufrió Israel. Eligieron la 18ª Kneset de la historia del país, en cuyos bancos se sentarán sólo 12 diputados laboristas. El hundimiento del partido que fundó el Estado adquiere dimensión histórica. El voto de rechazo a Netanyahu ha perjudicado sobremanera al aspirante laborista, Ehud Barak. Sólo Livni aspiraba a derrotar al líder del Likud.
(www.elpais.com)

0 comentarios:

Publicar un comentario

Yo escribo noticias en Globedia.com